Isla religiosa de la Laguna Veneta, ubicada entre San Erasmo y Burano, San Francesco del Deserto es un fascinante ángulo de meditación y oración en territorio veneciano.
Las hileras de antiguos cipreses que siguen el perímetro de la isla constituyen la imagen que se presenta y que os llega en la lancha. La fundación de la ermita, así como el nombre de la isla, se deben ambos a San Francisco de Asís que arribó allí en 1220 de regreso de Oriente. Después de su retorno a Asís, el fraile envió algunos de sus hermanos para que residieran allí, decretando la vocación religiosa de la isla actualmente a cargo de los frailes Franciscanos Menores.
Recorriendo el largo bulevar arbolado se llega a la Iglesia, flanqueada por el campanario y el convento. Para quienes desean conjugar momentos de oración y serenidad interior será posible pernoctar en las celdas del convento puestas a disposición de los visitantes. Rodeando el complejo, que actualmente hospeda unos seis frailes, existe un maravilloso jardín donde es agradable pasear en el verdor y el silencio de este lugar.
El itinerario conduce al descubrimiento del antiguo complejo del convento de la isla de San Francisco del Desierto que con sus jardines y sus huertas secretas constituye hoy en día un oasis de paz y tranquilidad en el medio de la laguna de Venecia.
Del subsuelo de la isla, emergen también restos de una presencia romana, con hallazgos del siglo I, IV y V d.C. El nombre del lugar data del siglo XV, cuando la isla de San Francesco estuvo abandonada durante algunos años, desierta, debido a la insalubridad de la laguna. La fascinación de la isla ha inspirado, a lo largo de los siglos, a artistas y poetas.