El Delta del Po es un territorio complejo, incluso difícil de descubrir por completo. Parece un laberinto de agua: es el lugar donde “la tierra no comienza y el mar no acaba”, para hacer comprender que los límites del Delta son efímeros. Estos son lugares de fuertes contrastes que transmiten seducción, magia y maravilla. Una inmensa extensión que representa la zona húmeda más vasta de Europa y del Mediterráneo y que se extiende a lo largo de 786 kilómetros cuadrados en territorio véneto (de los cuales, 120 están considerados Parque regional).
La principal connotación del Delta del Po es natural, pero, sin duda, los aspectos medioambientales están estrechamente conectados a las importantes y continuas intervenciones del hombre en el territorio, que, a lo largo de los milenios, ha dejado significativos testimonios en el paisaje del Delta. En la variedad de ambientes y productos que, juntos, crean el paisaje, existe uno que es el símbolo de lo que la gente del Delta ha hecho para conservar esta tierra: la estación de bombeo de Cà Vendramin, sede del Museo Regional de la Bonifica.
Son varios los lugares donde la naturaleza se presenta en su mejor «naturalidad»: el Jardín Botánico Litoraneo de Porto Caleri y la Golena de Cà Pisani, las dunas fósiles y el área de la Reserva Natural Bocche di Po.
Sin embargo, tierra adentro se encuentran ciudades como Adria, donde está la sede del Museo Arqueológico Nacional que acoge hallazgos etruscos y celtas, griegos y romanos; Loreo, ya fortaleza de la Serenissima; San Basilio, antigua localidad de parada a lo largo de la vía Popilia, ahora Centro Turístico Cultural.
