En el corazón de los Dolomitas orientales, en el extremo norte de Véneto, existe un lugar donde es posible descubrir el lado salvaje de la montaña. El área protegida se extiende por aproximadamente 11.000 hectáreas y comprende los grupos dolomíticos de Tofane, Fanes, Col Bechei, Croda Rossa d'Ampezzo y Cristallo. Un espacio inmenso e incontaminado compuesto por cimas imponentes y picachos espectaculares, bosques de pino silvestre y mugo, alerces y prados de cota. Corzos, ciervos, pájaros carpinteros, lechuzas, marmotas y, en los últimos años, también osos y linces, son los habitantes y custodios de estas montañas.
El agua en estos lugares ha creado verdaderos monumentos naturales entre los que, principalmente, se destacan las cascadas del arroyuelo Fanes, las cuales se desarrollan en tres saltos sucesivos de más de 50 metros de altura cada uno y alcanzan las profundidades del barranco del Travenanzes. Con el tiempo, el arroyuelo Ra Vales y los torrentes Felizon y Travenanzes han cavado profundos barrancos en la dolomía, verdaderos cañones descollados por sugestivos puentes colgantes sobre el vacío: el puente Felizon sobre el camino de Alemagna, el puente Outo y el puente dei Cadorìs sobre el arroyuelo Travenanzes.
Las vías de acceso y de paso son numerosas y diferenciadas. Desde las carreteras de gran comunicación que conducen a los desfiladeros de Falzarego, Cimabanche y Tre Croci se abren decenas de pistas forestales y senderos. Para la fruición directa del Parque, resultan de particular interés las ferrate y los recorridos turísticos, algunos de los cuales recorren los grandes caminos de la Primera Guerra Mundial. Asimismo, hay muchos refugios con instalaciones de remonte que permiten buenos acercamientos en cota.
