Castelfranco Veneto

La ciudad amurallada que debe su nombre a Giorgione

Las altas murallas del castillo medieval que dio nombre a esta pequeña localidad de la zona de la Marca trevigiana (provincia de Treviso) han sobrevivido a las interperies de la historia y aún se yerguen imponentes y majestuososas, como recuerdo de las batallas y rivalidades entre las potentes provincias de Padua, Vicenza y Treviso.

Recorriendo sus callejuelas, nos encontramos sugestivos rincones y prestigiosos edificios como el Teatro Accademico y el Palacio del Monte di Pietà, única fuente de préstamo para los pobres de la localidad y de los pueblos limítrofes hasta el año 900. Pero, durante la puesta de sol es cuando Castelfranco muestra su forma más sugestiva, cuando el Castillo iluminado se convierte en un fuerte de fábula, que se deja admirar saboreando un vaso de vino en uno de los muchos locales de la Plaza Giorgione o paseando por el elegante Corso XXIX Aprile, con sus antiguos palacios.

Conocida en todo el mundo por haber visto nacer a Giorgione, Castelfranco Veneto se ve envuelta en el mito del artista más extraordinario y enigmático del siglo XV, considerado genio misterioso de la luz y del color, del cual quedan muy pocas y preciadas obras. La residencia en la que vivió este extraordinario personaje es hoy sede del Museo Casa Giorgione, en el que se conserva el Friso de las Artes Liberales y Mecánicas, único fresco que se le puede atribuir al artista. La obra sin duda más conocida del Maestro es el Lienzo de Castelfranco, que puede admirarse en la Catedral o Duomo de Santa Maria Assunta, dentro de la Capilla Costanzo.

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