Verona

La ciudad del amor. Su monumento simbólico es el Arena

Paseando por las calles del centro histórico, por las orillas del Adige, la ciudad del amor muestra sus maravillas. Marcada por diversas épocas, Verona cuenta a través de sus diferentes estilos arquitectónicos la sucesión de varias dominaciones: desde el asentamiento romano, pasando por la época de los "comunes" y la época del Señorío de los Scaligeri hasta llegar a la denominación veneciana y la de los Habsburgo.

En la central Plaza Bra, se yergue magestuosa la Arena, el anfiteatro romano que alberga desde hace décadas la prestigiosa temporada lírica estival. Sobre el "liston", la larga acera que recorre la plaza, se asoman el Palacio Barbiere y el de la Gran Guardia y otros edificios nobiliarios alojan los locales frecuendados habitualmente por veroneses y turistas de todo el mundo.

No muy lejos, se encuentra la Casa de Julieta, con su famoso balcón, que recibe a miles de visitantes fascinados por la historia de Romeo y Julieta, los dos amantes de la famosa tragedia de Shakespeare.

Resulta agradable pasear por la Plaza de las Erbe, mezclándose con la gente que anima cotidianamente el mercado de la ciudad. Para dar un salto al pasado, hacia el periodo de máximo esplendor del Señorío de los Scaligeri, basta con ir a la Plaza de los Signori y admirar el Palacio de Cangrande y la Loggia de Fra Giocondo, el Palacio de Cansignorio y el Palacio de la Ragione.

Merece la pena detenerse a admirar el Duomo o Catedral, en cuyo interior se conserva el famoso lienzo de Tiziano; a poca distancia, se distinguen la Basílica de Santa Anastasia y el Teatro Romano. Tampoco se pueden dejar de visitar la Basílica de San Zeno, fascinante ejemplo de arquitectura románica, y Castelvecchio, una antigua casa solariega mandada construir en el siglo XIV por Cangrande II della Scala, actualmente sede del Museo Cívico de Verona.

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