El río Sile nace en Casacorba di Vedelago (provincia de Treviso).

Gracias a su conexión con la laguna y Venecia, el río ha sido el camino principal a lo largo del cual se asentaron los patricios venecianos, construyendo residencias nobiliarias a lo largo de sus riberas.

Recorriendo el antiguo camino de los buques, las tradicionales embarcaciones remolcadas por los caballos que llenaban el Sile y utilizadas para los tráficos comerciales, nos podemos sumergimos en la paz y en la tranquilidad de la calle verde, descubriendo una fauna variada entre la que se encuentran los ánades reales, garzas, cisnes, fochas, garcetas, zampullines y cicónidos.

Entre las plantas frondosas y el rico sotobosque, los cañaverales y las inflorescencias acuáticas, encontramos elegantes villas que se reflejan en las aguas transparentes del río. A lo largo de las riberas, se alternan aldeas y puertos fluviales, parajes con espeques, embarcaderos y sirgas que muestran un pasado laborioso, lleno de historia, arte y tradición.

Navegando entre sus sinuosos itinerarios, el Sile nos recuerda la historia de fábricas, de hornos, de lavaderos de piedra y molinos. Pero; sobre todo, se encontrarán trazos de un importante pasado en el lugar en el que ahora yacen los profundos naufragios de los últimos buques, guardianes celosos del trabajo y de las fatigas de los navegantes que han poblado estos lugares.