Cima es un nombre que quizás tenga menor resonancia, para el gran publico, con respecto a otros artistas vénetos contemporáneos; pero se trata sin duda de una personalidad de gran importancia en la pintura entre los siglos XV y XVI, cuya producción toca su punto álgido, realizando en especial - no de manera exclusiva - la representación se sujetos sagrados, y reservando siempre una extraordinaria atención al mundo de la naturaleza, con una marcada sensibilidad por los paisajes y las atmósferas típicas de su tierra de origen. 

El vínculo con el contexto ambiental es muy fuerte, tanto que incluso hoy en día, a pesar de los pasados cinco siglos, numerosos escorzos de Conegliano y alrededores todavía son claramente reconocibles en las sugerentes vistas que forman el telón de fondo de las obras Cima.

Este interés por la naturaleza, componente fundamental de la expresión artística en el Renacimiento, se encontrará luego, desarrollado y elaborado en diferentes maneras, en la obra de los artistas del siglo XVI más grandes de Véneto.

En la ciudad natal del Maestro es muy admirada la Pala pintada para la catedral; pero la Marca de Treviso protege otras obras de arte, como el tríptico de Navolè de Gorgo al Monticano, ahora en el Museo de Arte Sacro de la Diócesis de Vittorio Veneto, y el políptico de la iglesia de San Giovanni Battista en San Fior. No te puedes perder la Madonna della pergola (Virgen de la pérgola) en los Museos Cívicos de Vicenza, así como también la Madonna con Bambino (Virgen con niño) del Museo Nacional Atestino, en Este, y la del Museo Cívico de Feltre.

La presencia del artista en Venecia es muy rica, tanto en algunas iglesias, desde Santa Maria dei Carmini en San Giovanni en Bragora, desde la Madonna dell'Orto hasta los Santos Juan y Pablo, como las Galerías de la Academia, donde se conservan, entre las otras mesas, la Incredulità di San Tommaso (La incredulidad de Santo Tomás) e Tobiolo e l'Angelo (Tobías y el Ángel).