Nacida en el trazado de una antigua ramificación del Po, hoy ya enterrada, Fratta Polesine conserva en su arquitectura el alma de sus orígines agrícolas.
De hecho, existen muchas residencias patronales pertenecientes a la nobleza proprietaria, como la célebre Villa Badoer, diseñada por Andrea Palladio y declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Tras una cuidada restauración, la villa alberga hoy congresos, exposiciones, representaciones teatrales, líricas y de ballet; por otra parte, las barchessas adyacentes, -edificios rurales de servicio típicos de la arquitectura véneta-, se han convertido en sede del Museo Arqueológico Nacional, con la exposición de hallazgos únicos y de relevancia europea. Resulta interesante también, por su semejanza con la más famosa villa de Badoer, la vecina Villa Grimani Monin, clásico ejemplo de residencia nobiliaria de campo en la que las dos alas, la patronal y la laboral, están separadas.
La presencia en el territorio de otras villas y residencias nobiliarias invita a relajantes paseos, partiendo de la Villa Orobini, continuando con la Villa Cornoldi-Fanan, Villa Monti-Viario, Villa David-Franchin y terminando en la Villa y Parque Labia.
En esta pequeña localidad, se perciben también las trazas arquitectónicas de inspiración religiosa, como la Iglesia de San Francesco que alberga conciertos de música sacra, exposiciones y reuniones, o la iglesia parroquial dedicada a los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, cuyo interior está decorado con frescos, preciosas entalladuras de madera y esculturas venecianas.
