Se trata de las Tegnùe del Alto Adriático, conocidas desde el siglo XVIII por los pescadores del lugar, quienes aprendieron a evitarlas, pues tienen la capacidad de atrapar y romper las redes de pesca; de aquí también deriva el nombre que, en veneciano, significa "atrapadas".
Estos verdaderos "reef" naturales se desarrollaron en los últimos 3000-4000 años, gracias a la lenta acción de organismos constructores individualizados en una tipología de algas rosas calcáreas llamadas coralináceas. Las tegnùe se encuentran a una profundidad de entre 15 y 40 metros y tienen dimensiones variables. Las más extensas y conocidas son las del lago de Chioggia.
La variedad de las formas de los afloramientos rocosos y al presencia de numerosas cavidades y depresiones constituye un hábitat capaz de acoger una vasta fauna pesquera: bogavantes, doradas, lubinas, jibias, escorpinas, jaibas, corvinas y camarones. Todo esto, entre los colores de las anémonas, esponjas y salpas.
El rol fundamental que desempeña este ecosistema en la repoblación de los fondos del Alto Adriático y su extraordinaria riqueza lo han convertido en un oasis sumergido de biodiversidad, declarado Zona de Tutela Biológica.
Son muchos los centros de inmersión acreditados y las guías subacuáticas locales que organizan y acompañan a los apasionados del buceo en las inmersiones, garantizando seguridad, respeto por los reglamentos y protección del oasis.
Destino ideal para los apasionados de las inmersiones subacuáticas, las Tegnuè ofrecen la posibilidad de admirar el patrimonio natural de estos fondos únicos en todo el Mediterráneo.