San Francesco del Deserto

Silencio y oración: la isla veneciana de la espiritualidad

En la isla de San Francesco del Deserto lo que reina es el silencio, un silencio recogido y tranquilo. En este trozo de tierra de la laguna veneciana se encuentra desde el siglo XIII un convento de frailes menores dedicado a la oración y a la contemplación.

Entonces la isla era una propiedad de la noble familia Michiel. Según la tradición es donada de la familia a los frailes menores después de que San Francesco, al regresar de Oriente, hubiese encontrado refugio. Los frailes permanecieron allí hasta el 400, cuando se vieron obligados a abandonar su monasterio por la insalubridad de esta parte de la laguna. La salida de los religiosos dejó la isla desierta (de aquí el nombre San Francesco del Deserto) al menos hasta 1858, cuando, después de haber sido por un tiempo un auténtico polvorín austríaco, fue devuelta a la Diócesis de Venecia que la confió al cuidado de los mismos frailes menores a los que se les había ofrecido en la Edad Media.

Hoy en día, el ritmo de vida del convento define los días de la isla, que empiezan con las Alabanzas de las 6.45 y terminan con las Completas de las 21. Fieles y visitantes son bienvenidos todos los días desde las 9 a las 11 y desde las 15 a las 17 (excepto el 17 septiembre, día de celebración de los Estigmas de San Francesco, y el 4 de octubre, fiesta del Santo).

Los que llegan a la isla - para llegar a San Francesco es necesario ir a Burano y reservar un pasaje con compañías privadas - es acompañado en una visita guiada en la que podrás donar lo que quieras.

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