La Alta Marca Trevisana encanta por sus colinas, en donde entre los tupidos hilares de viñedos se distinguen las imponentes moles de los castillos y de las iglesias rurales. El Camino del Prosecco atraviesa la franja de colinas al pie de los Prealpes trevisanos. Aquí reina desde hace más de cien años el Prosecco, un espumante único por su gracia y su suavidad.

El Camino comienza en Conegliano, ciudad con una espléndida arquitectura y unos frescos extraordinarios y bien conservados en las fachadas de las casas. Vale la pena visitar el castillo, hasta el que se llega a pie por un sugestivo camino empedrado y desde donde se puede disfrutar de una vista panorámica sobre los viñedos circundantes.

A poca distancia se encuentra San Pietro di Feletto, con su iglesia románica en la que se conservan valiosos frescos. El Camino llega luego a Refrontolo. Además del Prosecco, aquí se cultiva la uva Marzemino, de la que se obtiene un vino de uva pasa que fue decantado y amado por Mozart. Imperdible el paseo que lleva al Molino de la Croda, antiguo artefacto todavía funcionante, alimentado por las aguas del torrente Lierza.

Las siguientes etapas son Pieve di Soligo, con un centro histórico en estilo veneciano, y Solighetto, con su villa Brandolini d'Adda del siglo XVIII, hoy en día sede del Consorcio para la Tutela del Prosecco. Y finalmente Valdobbiadene, en donde la majestuosa Villa de los Cedros hospeda cada año la Exposición Nacional del Espumante, una importante vitrina de los mejores espumantes italianos.