En el territorio paduano, el Cristianismo y la enorme devoción ciudadana quedan demostrados por un inestimable patrimonio arquitectónico y religioso.

Un itinerario espiritual debe prever una visita a Prato della Valle, a fin de admirar la Abadía de Santa Giustina (un complejo religioso formado por una basílica y tres claustros). La Abadía es uno de los testimonios más antiguos de fe y arquitectura cristiana y está ligada al nombre de Giustina, una aristocrática romana martirizada en este lugar en el año 304. A poca distancia, se encuentra la espléndida Basílica de San Antonio, destino anual de millones de files. El grandioso santuario que protege los restos del Santo se comenzó a construir en 1232 y se terminó en 1310. La Catedral del Duomo del siglo XVI también resulta de inusual belleza. El anexo Baptisterio conserva un espléndido ciclo de pinturas al fresco de Giusto de' Menabuoi.

Además de las grandes basílicas, en Padua se encuentran muchísimas iglesias, capillas y oratorios, a menudo situados por fuera de los itinerarios más conocidos, pero, no obstante, cargados de historia y arte. Como la Iglesia degli Eremitani con las obras de Andrea Mantegna y la Iglesia de S. Maria del Carmine con un precioso ciclo de frescos del siglo XVI. También resultan muy sugestivas la Iglesia románica de S. Nicolo y la austera Iglesia de S. Sofia.

El itinerario continúa entre el verde de los Colli Euganei donde es particularmente sugestiva la visita a la Abadía de S. Maria di Praglia y a su monasterio, al eremitorio camaldulense de clausura, situado sobre la cima del Monte Rua. Asimismo, son muchos los sitios vinculados al culto mariano: en Monteortone de Abano Terme surge el Santuario de S. Maria di Monteortone; en Teolo, sobre el Monte della Madonna, se encuentra el Santuario della Madonna del Monte del siglo XVI; una Madonna delle Grazie es venerada en la basílica d'Este y, siempre a Maria, está dedicado el Santuario del Tresto, en la localidad de Ospedaletto Euganeo.