La cantidad de fósiles restituida de nuestras montañas nos cuenta una historia de millones de años de antigüedad, de cómo la vida ha evolucionado, de monumentales relieves montuosos que acabaron sustituyendo a mares tropicales y a barreras de coral. Los museos naturales de nuestra región nos permiten conocer de cerca estos bienes y su historia con la exposición de sus hallazgos y con actividades didácticas que simulan las actividades de búsqueda, como ocurre en el Museo Cívico de Montebelluna.
Muchos de estos fósiles son únicos: algunas de las más antiguas gotas de ámbar conocidas están encastadas en un emplazamiento custodiado en Cortina, el Museo de Selva di Cadore que alberga, entre otras cosas, el calco de las huellas fósiles de un dinosaurio encontradas en el monte Pelmetto. Por otra parte, resulta de gran interés la colección de cangrejos fósiles del Museo de Montecchio Maggiore.
No obstante, seguramente el emplazamiento paleontológico véneto más famoso es el de Bolca, en el que se encuentra el célebre Museo de los Fósiles. El lugar es conocido desde el siglo XVI por la cantidad y la calidad de sus fósiles, parte de los cuales son custodiados en el Museo Cívico de Historia Natural de Verona.
A estos fósiles se pueden añadir otros tesoros, más cercanos a nosotros en el tiempo pero igualmente sugestivos: mamuts (uno se conserva en el Museo de Crocetta del Montello), osos de las cavernas y otros tantos hallazgos relativos a animales prehistóricos.
Los amantes de los viajes y de las aventuras podrán admirar también los restos provenientes de todo el mundo, en particular en el Museo Paleontológico de la Universidad de Padua o en el Museo Cívico de Historia Natural de Venecia donde los más pequeños podrán fascinarse con el esqueleto del Uranosauro y el de un enorme y temeroso antecesor del cocodrilo, donaciones muy valiosas de la Fundación Ligabue.
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