Murano

Capital mundial de la fabricación de vidrio artístico

Murano, pequeña isla de la Laguna veneciana, es reclamo turístico de visitantes de todo el mundo curiosos por ver las creaciones artísticas de los maestros vidrieros que habitualmente abren las puertas de sus talleres. También llamada la isla "de los fuegos", posee numerosos hornos que en un pasado fueron trasladados desde Venecia con el fin de limitar el riesgo de incendio en la ciudad. 
La isla de Murano es en realidad una aglomeración de islas menores, dividadas por canales y ríos, y unidas entre sí por puentes. Amuranium, su antiguo nombre, le fue asignado por los prófugos de Altino, que escapaban de las invasiones bárbaras, en recuerdo de una puerta de su ciudad de origen.

La floreciente industria del vidrio, concentrada en Murano desde la Edad Media, y su consiguiente importancia económica, le confirieron un prestigio tal que goza de una cierta independencia respecto de las otras islas de Venecia. Los secretos del oficio, tradicionalmente transmitidos de padres a hijos y celosamente custodiados por las familias más importantes, eran tutelados mediante sanciones que prohibían el ejercicio a los no inscritos en el Arte. El Museo del Vidrio de Murano, que se encuentra en el Palacio Giustinian, ilustra de forma magnífica la alta especialización del arte del vidrio a través de piezas que van desde la época romana hasta nuestros días.

Entre los monumentos dignos de mención, destaca la Basílica de los Santos Maria y Donato, contemporánea a la de San Marcos, de Venecia. Su espléndido ábside con pórtico conserva intacto uno de los más bellos suelos de estilo véneto-bizantino, donde las teselas de mosaico de mil colores se alternan con las de vidrio, creadas en los hornos más antiguos de la isla.

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