La Montaña Quebrada

Detalles del itinerario. Periodo recomendado Verano Teléfono+39 340 3723231
Utiliza calzado adecuado para terrenos resbaladizos.

Es uno de los lugares más sugestivos de la provincia de Vicenza y, luego de cinco años de intervenciones de recuperación, ha sido finalmente reabierto al público. La Montaña Quebrada es una profunda hendidura excavada en la roca por el torrente Torrazzo y se encuentra a poca distancia de las instalaciones de remonte de Recoaro Mille, en la provincia de Vicenza. El recorrido en el interior de la hendidura que se eleva por 92 metros es encantador, con efectos y coreografías naturales apasionantes.

En este sugestivo cañón el tiempo parece haberse detenido, y probablemente justo a raíz del antiguo encantamiento narrado por la leggenda dell'anguana Etele e Giordano (Leyenda de la ninfa acuática Etele y Giordano). 
Según el mito las 'anguane' (Ninfas acuáticas) eran mujeres bastante huidizas, fascinantes y cautivadoras. La más famosa era Etele, hija de la Maga del bosque, que desposó el joven Giordano aun sabiendo que un encantamiento incumbía sobre su futuro: a la muerte de su madre ella se desvanecería. Cuando llegó el trágico momento, Etele trató de huir de Giordano para ir al encuentro de su trágico destino. Perseguida por el novio, ella llegó a los pies de un elevadísimo peñasco y fue entonces cuando un boato sacudió la tierra partiendo la roca en dos partes. Atraída en la hendidura, la ninfea acuática desapareció. Y es así como, según la leyenda, nació la Montaña Quebrada. 

Más allá de las fábulas, este cañón es un lugar encantador, que puede ser visitado tanto en el día como por la noche. El recorrido comienza con una caminata de aproximadamente trescientos metros en llano y luego sube gracias a doscientos peldaños y a algunas pasarelas desde las que se admiran los espléndidos juegos creados por las tumultuosas aguas del Torrazzo. El parque circundante también ha sido remodelado y se ha transformado en un oasis poblado por helechos, líquenes y abetos seculares.


El recorrido comienza con una caminata de, aproximadamente, trescientos metros en llano y, después, sube gracias a doscientos escalones y algunas pasarelas desde donde admirar los espléndidos juegos de las aguas tumultuosas de Torrazzo.          

El parque circundante es un oasis poblado de helechos, líquenes y abetos con varios siglos de antigüedad.