Tranquila localidad situada en el Alto Adriático, entre Trieste y Venecia, Caorle no es sólo mar y playa, sino que también tiene a sus espaldas una historia antigua que la convierte en un centro turístico rico en atractivos.
La atmósfera particular que la distingue deriva de los colores pastel de las casas de la aldea, unidas entre ellas por pequeñas calles y callejuelas que recuerdan a la vecina Venecia. El mismo Ernest Hemingway dedicó a este pintoresco paisaje algunas páginas de su libro llamado "Al otro lado del río y entre los árboles".
El centro histórico está dominado por el campanario cilíndrico inclinado y por la Catedral, ambos espléndidos ejemplos de arquitectura románica. Un gran arrecife artificial acompaña en los paseos a los turistas que se apresuran hacia la Iglesia de la Madonna dell'Angelo. La quinquenal fiesta religiosa dedicada a ésta, a la Madonna dell'Angelo (la Virgen del Ángel), siempre suscita una gran participación entre los habitantes del lugar.
La vivaz localidad alberga grandes manifestaciones de reclamo turístico: en el mes de junio, la bienal Scogliera Viva (Arrecife Vivo), concurso de esculturas al aire libre realizadas en arrecifes de la rambla que reúne a artistas de varias proveniencias; y en septiembre, la celebración del Festival Internacional del Teatro de Calle.
