Volver a recorrer los pasos de San Antonio y descubrir, al mismo tiempo, tesoros de inestimable valor, inmersos en la espiritualidad de un hombre del 1200, es una experiencia que solo Padua puede ofrecer.
El itinerario que va tras las huellas del Santo comienza en el Santuario del Noce de Camposampiero. La leyenda narra que la pequeña iglesia se construyó en el lugar exacto en el que Antonio sostuvo una memorable prédica y, en representación de este episodio, queda en el altar una obra que data del 1486. También es posible observar un ciclo de pinturas al fresco, en las que se conmemoran las escenas milagrosas y la vida antoniana, obra de Girolamo del Santo, pintor del 1500.

Después de un largo y sugestivo trayecto por los campos de la Alta Padovana, se alcanza la zona periférica de Padua llamada "Arcella", donde se encuentra el Edículo de San Antonio. Un lugar importante, que señala el punto donde, el carro en el que yacía el Santo, proveniente de Camposampiero, dobló hacia el monasterio de las pobres mujeres, o sea, el Santuario Antoniano, lugar donde murió el 13 de junio de 1231.

A través de la Puerta Ponte Molino se llega al centro histórico de Padua y, después de andar aproximadamente dos kilómetros, se alcanza la imponente Basílica de San Antonio. El majestuoso edificio comenzó a construirse en 1232, un año después de la muerte del Santo, y está compuesto por estilos muy diversos: lombardo, toscano y bizantino, mientras que las ocho cúpulas y los dos campanarios parecen orientales. En su interior, se encuentra el Sarcófago en el que están custodiados los restos de San Antonio.

Un gesto mancomuna, desde siempre, a todos los devotos que llegan a este lugar: por unos instantes, la mano acaricia la piedra de la tumba mientras que, en silencio, se reza y se pide la intercesión del Santo.

Al lado de la Basílica se encuentra el convento con sus bellísimos claustros. La Piaza del Santo está coronada por espléndidos edificios, entre los que se destacan el Oratorio de San Giorgio, capilla gentilicia íntegramente decorada con frescos, la Escuela del Santo y el Museo Antoniano.